Los placeres de la noche by Sylvia Day

Los placeres de la noche by Sylvia Day

autor:Sylvia Day [Day, Sylvia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2007-04-24T04:00:00+00:00


8

Los ruidos del estómago de Aidan rompieron el silencio que los envolvía como una cómoda manta.

—Ahora te toca a ti tener hambre —se burló ella con el pecho presionado contra el de él y un brazo y una pierna echados sobre su cuerpo.

—¿Has comido antes, como me prometiste? —preguntó Aidan.

—Sí, claro. Me comí un bocadillo.

—Eso no es suficiente. Los dos tenemos que comer.

Lyssa levantó la cabeza para mirarlo.

—Yo no como a estas horas de la noche.

—Sí lo haces cuando estoy contigo —replicó él con un arrogante tono de mando que le salía de forma innata.

Ella se preguntó si alguna vez alguien le habría dicho que no a Aidan y lo dudó. Se levantó de la cama y fue a por su bata, que estaba colgada de una percha detrás de la puerta. Se encogió de hombros mientras se daba la vuelta y se detuvo de pronto sorprendida al ver a Aidan salir de la cama. A pesar de la reciente serie de orgasmos, encogió los dedos de los pies y su boca seca se le hizo agua.

Nunca en su vida había visto tal perfección masculina. Podría pasar horas mirándolo de tanto que le gustaba verlo.

Lyssa sonrió como una tonta. No podía evitarlo.

—¿No has traído ninguna maleta?

—¿Para qué?

—Ropa, cepillo de dientes, máquina de afeitar…

Negó con la cabeza.

—Todo ha sido un poco… locura.

—Sí. Las compañías aéreas le pierden el equipaje a mi hermana cada dos por tres. Por eso yo llevo sólo equipaje de mano. —Se encogió de hombros—. Supongo que hay cosas peores que tener a un hombre atractivo dando vueltas desnudo por la casa.

—¿Por qué no te quedas desnuda tú también? —sugirió él guiñando un ojo.

—Ay, no. No me mires así.

—¿Así cómo? —ronroneó él dando un paso adelante.

—Como si yo fuera la cena y tú estuvieses hambriento.

—Estoy muerto de hambre —susurró Aidan acercándose amenazante hacia ella y recorriendo con la punta del dedo la línea de su clavícula.

—Eres peligroso —susurró ella mirándole el cuello.

Su caricia le abrasaba por la parte de la piel por donde la tocaba.

—No contigo.

—¿Ah, no? —Colocó las manos sobre su cadera—. ¿Es ahora cuando me dices para qué has venido?

—Casi —Aidan la besó en la punta de la nariz—. Primero la comida.

Lyssa soltó un suspiro.

—De acuerdo. Primero la comida. —Pensó en él caminando por su casa desnudo y sintió un escalofrío. Dios, iba a volverse loca—. Quizá tenga algo que te puedas poner.

—Si insistes…

Lyssa entrecerró los ojos y dio un paso atrás riéndose, dejándole sitio para que fuera al vestidor. Ella sintió cómo la observaba, con una mirada fija y provocadora.

Hurgó en su cajón de abajo para buscar el pantalón de chándal que había dejado allí su último novio. No tenía mucho valor sentimental y le estaba demasiado grande, pero le servía para cuando holgazaneaba en casa y era por eso por lo que lo guardaba.

Se irguió y se dio la vuelta, concediéndose un momento para estudiar al hombre que estaba esperando a los pies de su cama. En su habitación, con sus paredes azul oscuras



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.